Paseando por el campo una soleada tarde de otoño vi un hermoso castaño a lo lejos, deseosa de disfrutar de su majestuosidad me dirigí hacia él. Cuál fue mi sorpresa al llegar a su lado y comprobar que este grandioso árbol tenía el interior del tronco quemado. Me quedé mirándolo, viendo su grueso tronco, dañado aún por algunas zonas, y su inmensa copa repleta de verdes y grandes hojas, y también de frutos. Sí, a pesar de haber padecido un incendio este árbol había resurgido de sus cenizas y ahora se mostraba ante mí en su máximo esplendor.
Me quedé parada frente a él, mirándole unos minutos. Parecía que el árbol estuviera leyendo mis pensamientos y me susurraba con ternura que no había ninguna razón para que sintiera lástima por él ya que a pesar del incendio, en ningún momento había perdido su esencia, y es a partir de ella, de su esencia, de la que habían vuelto a brotar nuevas hojas que ahora se mecían con el viento, y nuevos frutos que sin ninguna duda saborearían agradecidos los animalitos del bosque.
¿Y tú, cuántas veces te has sentido herido por alguna persona de tu entorno? ¿Y qué has hecho con ese sentimiento? Probablemente en muchas ocasiones te has quedado ahí, en la emoción negativa, sintiendo tristeza, desdicha, y que no mereces ser amado. ¿Y, qué has conseguido con ello? Estarás de acuerdo conmigo en que quedándote anclado en esta emoción de tristeza y desdicha, sintiéndote víctima no has logrado otra cosa que sentirte cada vez peor. ¿Disfrutas de la vida cuando te sientes así?
O quizá, puede que el hecho de sentirte herido haya hecho que te enfades tanto que la ira se ha apoderado de ti, y no hagas otra cosa que pensar en lo injusta que es la vida, o lo injusta que es la persona que “crees” te ha tratado indebidamente. ¿Disfrutas de la vida cuando te sientes así?
Pero, ¿y si hicieras como el árbol de la historia, que a pesar de las circunstancias (recuerda el incendio) se mantiene fiel a su esencia, sin ningún sentimiento de victimismo, sin ningún reproche hacia quien o que provocara el incendio? ¿Podrías hacerlo? ¿Estás dispuesto a hacerlo? Si es así, continua conmigo, pues te daré unos sencillos pasos para que retomes tu Poder de acción eligiendo mantenerte en ti.
En primer lugar es importante que te deshagas de esa emoción negativa, pues como ya habrás comprobado muchas veces, sintiéndote mal (triste, furioso…) lo único que consigues es aumentar esa estado en ti y a tu alrededor. Para ello, imagínate que lo tienes cogido en tu mano (como ti tuvieras cualquier objeto) y lo sueltas, lo tiras al suelo. Déjalo marchar. No piensen más en ello.
Centra tu atención en lo que sí quieres, no en lo que no quieres.
Una vez que lo hayas soltado, hayas dejado marchar esa emoción negativa. Túmbate en el suelo, o siéntate en una silla y con los ojos cerrados céntrate en tu bienestar, céntrate en ti, en la emoción más agradable que puedas llegar a experimentar.
Y lo que ahora quieres es sentirte bien, ¿verdad?